La experiencia cultural que constituye para los jóvenes pasar un año escolar en el extranjero va mucho más allá de lo que en principio pueda imaginarse.
Un año de educación en el extranjero es una segura inversión para el futuro. El estudiante no sólo regresará prácticamente bilingüe, sino que habrá ganado en nivel de tolerancia y sociabilidad hacia quienes le rodean, habrá adquirido una notable madurez y una amplia visión del mundo global en el que deberá desenvolverse y, en definitiva, habrá reforzado la confianza en sí mismo.
Este programa favorece que el estudiante tenga una mente abierta hacia la diversidad cultural e intelectual así como a la tolerancia y al pluralismo y desarrolla su responsabilidad social y su grado de implicación con el mundo.
Desde el punto de vista del idioma le va a ayudar a superar ampliamente los exámenes a los que tenga que enfrentarse en el futuro, tanto en la Selectividad como en la carrera Universitaria que escoja, y su dominio le va a permitir optar a becas internacionales para completar sus estudios en diversos países.
La elección del país está en función de las preferencias del estudiante y su familia española que tendrán que valorar a la hora de decidir aspectos como la proximidad de Irlanda y la facilidad de viaje, la auténtica inmersión cultural y social durante 10 meses de USA, la posibilidad de aunar la mezcla de América y Europa en Canadá, etc.